La autora argentina presentó en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires la última entrega de la historia que la llevó a ser considerada la reina argentina del género "Fantasy". También participa por primera vez de una antología, "Esos relatos nuevos", junto a jóvenes autores de nuestro país.
por Claudia Roldós
Aventuras, peligros, romances, giros inesperados, magia, seres fantásticos, criaturas imaginarias, y mundos con reglas propias se combinan en las historias del género “fantasy”, muy popular en la actualidad en el público juvenil y el preferido, como lectora, desde pequeña, de Tiffany Calligaris. La autora argentina que escribió su primera novela cuando tenía 19 años, hizo de su pasión, su trabajo.
Ese primer título “Lesath, memorias de un engaño”, se convirtió en una exitosa trilogía, que lleva a su protagonista, Adhara -joven hija de un elfo y una humana- a atravesar viajes, desafíos y peligros, en un camino de autoconocimiento en el que también experimenta la amistad, el amor y su sentido de justicia.
Las aventuras de Adhara continuaron en “Lesath, el trono vacío” y “Lesath, la corte del hechicero”, en la que junto a sus amigos logra derrotar al Concilio de los oscuros y dejar el reino del Izar en manos de un rey bondadoso.
Cinco años después -y con otra exitosa saga en su haber llamada Witches- la autora retoma Lesath para cerrar definitivamente el destino de sus personajes.
Calligaris retomó esta historia en una situación muy diferente a la de la joven estudiante de derecho de sus comienzos. Nacida en Buenos Aires y recibida de abogada a los 24 años, se mudó a Toronto (Canadá) con su esposo danés y su perro Shiku y continuó escribiendo. “Era un buen momento para regresar al mundo de Lesath antes de empezar con algo nuevo” aseguró la escritora que este año, además, participa por primera vez de una antología de cuentos de jóvenes escritores argentinos.
Calligaris estuvo dos semanas en Buenos Aires y participó de varias actividades en la Feria Internacional del Libro, donde Lesath Ever After inició su camino de encuentro con los lectores.
En ese contexto, la autora habló con LA CAPITAL sobre el mundo y las criaturas de Lesath en una nota en la que aseguró que “mis protagonistas están dispuestas
a dar pelea por lo que quieren”.
– ¿Qué te llevó a retomar la saga de Lesath, la historia de Adhara, después de casi cinco años?
– Fueron varias cosas. En cuanto a la historia en sí, cuando terminé “Lesath La corte del hechicero”, le dejé un final amplio porque se trataba de personajes jóvenes y pensé que todavía quedaba espacio para contar más sobre sus caminos y elecciones. Por ese motivo dejé una ventana de regreso a ese mundo, anticipando que en algún momento iba a querer volver.
Otro factor que influyó mucho fue el interés continuo de los lectores durante estos años. Muchos continuaban haciéndome preguntas sobre los personajes o mandándome dibujos de ellos. Mi editora también notó ese interés, y nos pareció que era un buen momento para regresar al mundo de Lesath antes de empezar con algo nuevo.
– ¿Los peligros nuevos que enfrentan Adhara y Aiden en el valle de Varg contribuyen a solidificarlos como pareja ¿Qué simboliza el lobo de Varg? ¿Cómo te planteaste la enseñanza que tiene para dejar esa experiencia?
– Desde el punto de vista de la historia, siempre supe que cuando Adhara regresara a Alyssian, el bosque donde creció, iba a tener algún impedimento para volver, un precio que pagar por haberse ido. Me gustó mucho la idea de un vigía. De alguien que simplemente le negara el paso.
En cuanto al personaje, me encantaba la idea de presentar otra opción al conflicto de Adhara, de tener que elegir entre los elfos y los humanos. Connell, el lobo de Varg, es un personaje que se define a si mismo, poniendo sus deseos sobre las expectativas del resto. No intenta encajar, sino que se hace a un lado y vive como quiere.
– En sus diferencias y antagonismo Adhara y Lysha tienen puntos en común. Son jóvenes decididas, de armas tomar, que no están dispuestas a que los demás rijan sus destinos… ¿Lo pensaste así, podés explayarte?
– No las pensé de esa manera, pero creo que se fue dando de manera natural. Si bien ambas son muy decididas y están dispuestas a dar pelea por lo que quieren, Adhara es muy consciente sobre los límites que no quiere cruzar, mientras que para Lysha es una cuestión de poder y nunca se detiene a considerar esta noción de bien y de mal.
Las dos tienen maneras muy distintas de enfrentar sus obstáculos y eso es lo que las termina poniendo en lados opuestos.
– Y en el caso de Sorcha ¿Va más allá, entre el celo por su libertad e independencia que tanto le costó conseguir y sus dificultades para manejar sus vínculos afectivos? Sus formas, un tanto agresivas, su sinceridad brutal a veces ¿son escudos?
– Sorcha es un personaje que me intrigó desde el principio, porque su camino jamás fue el de encontrar amistad y romance como el de Adhara, sino estar a cargo de sus propias elecciones y no dejar que nadie interfiera con eso. La forma en que se va involucrando con Zul es algo que ella ve como un problema porque no quiere comprometer esa vida que ella imagina por nadie La relación entre Sorcha y Zul me fascina porque siento que Zul es la única persona que puede inspirarle un lado más emotivo y humano, mientras que Sorcha es la única que le saca a él un lado más seguro e incluso ambicioso.
Viaje interior y viaje real
– En casi toda la saga tienen mucha importancia los viajes ¿Hay algo del tema viajes que te impacta directamente, como autora y persona?
– Viajar es algo que disfruto mucho. Cambiar de escenarios, paisajes, y de ciudades, siempre me inspira y me da claridad mental. Con Lesath, mi idea era que ese viaje emotivo de los personajes fuera mano en mano con un verdadero viaje.
– ¿Cómo planteaste las lecciones que deben aprender los personajes en esta última entrega de Lesath?
– Antes de empezar a escribir “Lesath Ever After” me tomé el tiempo para entender en qué situación estaba cada personaje al final de “La corte del Hechicero”, y la pregunta que me surgió fue: “¿Estarán conformes con sus elecciones?”.
En el caso de Adhara su historia es sobre volver al lugar donde creció y donde nunca se sintió a gusto, y enfrentar que ya no es la misma persona, además del reencuentro con sus padres y cómo van a tomar sus elecciones acerca de Lesath y Aiden.
Con Lysha la idea era darle un comienzo nuevo y ver que hacía con eso. Si quería volver a una vida de lujos donde sabía que se iba a sentir limitada, o si estaba dispuesta a una vida más sencilla, que implicara más sacrificio, pero con vínculos afectivos genuinos.
Y con Zul es sobre ser honesto consigo mismo. Él decidió seguir a Sorcha de regreso a Eira, y constantemente se encuentra adaptándose a lo que ella quiere en vez de expresar lo que él quiere. Su historia es mi favorita porque es sobre darle fuerza a la voz propia.
– En el caso de Adhara y Zul ¿se combina su crecimiento personal con el crecimiento de la amistad, que sigue intacta a pesar de que la vida los lleve por caminos y a lugares distintos?
– El vínculo entre Adhara y Zul es todo lo que yo busco en una relación de amistad. Sin importar por lo que estén pasando, siempre se tienen en mente y pueden sentir ese aliento mutuo a pesar de que estén en lugares o situaciones diferentes.
Los dos empezaron siendo personajes que se sentían aislados y la amistad que va creciendo entre ellos es una gran parte de por qué consiguen seguir adelante y de su crecimiento personal.
Crear distintos mundos
– ¿Qué ventajas y qué desafíos implica situar las historias en mundos fantásticos?
– Creo que situar la historia en un mundo fantástico es como empezar con un lienzo en blanco. Uno tiene la libertad creativa para armar el mundo y los escenarios desde cero, sin tener que adaptarse a reglas preestablecidas. Da la libertad de poder controlar ese entorno y de cómo se vincula a los personajes y a la trama.
El desafío es que involucra mucho trabajo previo antes de empezar a escribir. El no tener una geografía, una ciudad, o una cultura que los lectores conocen de antemano hace que uno se tenga que esforzar más para que el lector se vaya familiarizando con ese mundo y no se sienta excluido.
– Por otro lado, por ejemplo, ¿paisajes y lugares concretos te han inspirado, tanto en esta saga como en Witches?
– Con mi familia solemos viajar bastante a San Martín de los Andes, y los bosques y lagos fueron una de las inspiraciones detrás de “Lesath”. En el caso de la saga “Witches”, tuve la oportunidad de viajar a Salem, Massachusetts, de recorrer el pueblo y de aprender más sobre toda su historia con los juicios de las brujas, y todo eso me sirvió como inspiración para escribirla el relato.
Antología con distintas voces y estilos
– ¿Ya habías estado en un libro con otras autoras, autores? ¿Cómo fue la experiencia de participar en “Esos relatos nuevos?
– Es la primera vez que participio de una antología. Me encantó la idea de formar parte de este proyecto con colegas y amigos, y en especial, que seamos un grupo de autores argentinos.
Cristina Alemany, una gran editora y amiga, fue quien me acercó este proyecto, y convocó al resto de los autores: Leonel Teti, Fabiana Scherer, Vicky Bayona, Meli Corbetto, y Matias G.B., y así fue cómo surgió este libro, que tiene una combinación muy bien lograda de distintas voces y estilos.
– ¿Qué podés contar de La reina supersticiosa” tu cuento en esa antología?
– Mi cuento, “La reina supersticiosa”, trata de una reina muy joven que fue criada por una abuela muy supersticiosa y sobre cómo eso influye en la manera en que gobierna su reino. Me inspiré en los cuentos de Hans Christian Andersen que se caracterizan por tener un estilo fantasioso y una manera sencilla, pero a la vez encantadora, de dejar una enseñanza.
– ¿Qué fue lo que te interesó mostrar de las supersticiones?
– Me gusta cómo nos afectan de manera diferente. Conozco personas muy supersticiosas y también conozco personas que no creen en eso. En mi caso, me encantan los gatos negros, pero por alguna razón me da desconfianza pasar por debajo de una escalera.
Otro factor fue que cuando me llegó la propuesta para formar parte de este libro, todavía estaba escribiendo “Witches”, que es sobre brujas, y me gustó la idea de darle continuidad a esa temática e incluir gatos negros en el cuento, lo cual es una especie de guiño entre las dos historias.
– ¿Estás ya trabajando en otra historia? ¿Será también de fantasía épica o tenés ganas de experimentar otros géneros?
– Estoy trabajando en varios proyectos nuevos. El más cercano es una bilogía que es fantasía épica al igual que Lesath, pero sucede en una tierra ficticia nueva.